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“Una de las formas que la cultura ha tomado en esta temporada de pandemia, es la romper el aislamiento forzado y enlazar voces desde distintos países y encierros”, Sergio Ramírez.

Con motivo de celebrar el #DíaMundialDelLibro, Centroamérica Cuenta ha reunido virtualmente a 24 autores de Europa y América Latina para leer Letanía de Nuestro Señor Don Quijote y honrar a Cervantes y a Darío. #IdaYVuelta #UniendoVoces

Una iniciativa de Centroamérica Cuenta con el apoyo de: AECID Acción Cultural Española, AC/E BBC News Mundo Casa de América Cooperación Suiza América Central El Faro El PAÍS América Filgua Feria Internacional del Libro de Guadalajara Fundación Luisa Mercado Hay Festival Instituto Cervantes y Unión Europea en Centroamérica.

En Casa de América, la poesía toma la palabra. Cinco autoras nos recitan algunos de sus poemas, porque la literatura no tiene fronteras. Las poetas Gioconda Belli (Nicaragua), Piedad Bonnett (Colombia), Raquel Lanseros(España), Yolanda Pantin (Venezuela) y Rosa Silverio (República Dominicana) nos ofrecen este recital.

Abril más cruel que el invierno
Gioconda Belli

Pongámosle Hoy
Piedad Bonnett

Amor propio, del libro Matria
Raquel Lanseros

Nada podrá con la ternura
Rosa Silverio

Oración, del libro Bellas ficciones

Yolanda Pantin

 

https://youtu.be/9eBiAa0WqCo

Gioconda Belli: “Están creando su propia destrucción”

Publicado el 27 abril, 2020 a las 10:35 am

La poeta Gioconda Belli ha sido definida  como una “mujer sin miedo que construyó su propia revolución a través de las palabras”. Ella conversó Radio Darío en  el programa ¡Aquí Estamos! donde también la definimos como esa palabra fresca que nos dignifica como país. En verso o prosa sus obras hacen de  Nicaragua una tierra afortunada de tenerla entre sus ciudadanas.

Belli, nació en Managua pero también se considera “medio leonesa”. Su madre Gloria Pereira, era originaria de León, al igual que su  abuelo Francisco Pereira Baldizón, propietario de  un aserrío en esta ciudad universitaria, “mis vacaciones en la niñez las pasaba en Poneloya”  nos compartió la escritora.

Con ella conversamos acerca de los  embates del régimen de Daniel Ortega contra las y los escritores, habla del “boicot” a la misa de cuerpo presente del poeta Ernesto Cardenal y del rol de las mujeres en la rebelión de abril. Aquí el resumen.

Kathia Reyes (K.R.) A partir de la rebelión de abril hay represión pero también resistencias. La literatura nicaragüense, las y los escritores, ¿han sido blanco de ataques? ¿Cómo han resistido?

Gioconda Belli (G.B.) Hemos resistido como todo el pueblo. Por un lado vivimos la euforia de la libertad, pero unos días vivimos la represión, que fue tan violenta no solo físicamente sino contra nuestros corazones. Nos traicionaron, quedamos muy marcados. Seguir resistiendo es difícil, a nivel de tiranía, tiranía absoluta, pero estoy convencida que esto no va a durar 

(K.R.) ¿Usted alguna vez pensó vivir lo de Somoza, encarnizado esta vez en la cara de su otrora líder?

A mí nunca me gustó Daniel Ortega, lo he dicho muchas veces y lo escribí en mi obra El país bajo mi piel. No lo he dicho después de abril. Dejé el frente en 1993, precisamente cuando Ortega empezó a revelar quién era él realmente y usurpó el Frente Sandinista que tanta gente habíamos construido con tanta sangre y esfuerzo.

(Ortega)Quería usurpar el poder, quería seguir siendo violento, recuerdo a Doña Violeta que se le armó ese gobernar desde abajo con asonadas, barricadas y acciones muy violentas en las calles. Gran parte de nosotros  no queríamos seguir con esa violencia, queríamos  hacer una oposición más constructiva, el pueblo estaba realmente cansado y por eso el frente sandinista se dividió 

(K.R.) Ernesto Cardenal cumple casi dos meses de muerto. ¿Cuáles fueron los motivos de Rosario Murillo para banalizar su misa de cuerpo presente?

(G.B.) La mezquindad más grande que vi jamás , Ernesto era un ser muy espiritual, una persona que dejó un legado enorme para nicaragua, de las personas que más  contribuyó con su palabra… Ernesto tenía esa capacidad de que su voz trascendiera y su voz se escuchara alrededor del mundo 

Yo fui una de las que propuse que hiciéramos la misa en la Catedral de Managua para que llegara la gente y Ernesto recibiera el abrazo de la gente que había sido su objetivo. De repente que llenaran la Catedral de toda esa gente para boicotear la celebración me parece el gesto más bajo. Es la revelación de una mente que no está bien, que tiene una sed de venganza muy grande. 

Yo fui víctima de un  hombre que de repente empezó atosigarme y a decirme traidora. Es bien triste que le hayan metido a la gente del frente que está ahora ese odio profundo contra los que no piensan como ellos , contra quienes  criticamos. El odio no ayuda a que este país sea mejor, no van a lograr nada.

(K.R.) En medio de una pandemia y con un Ortega poco visible y notablemente desmejorado. ¿Qué cambios pronóstica para un futuro inmediato en nuestro país. 

(G.B.) Es una pandemia totalmente desconcertante , miles de muertos en países que tienen todos los recursos. Lo más terrible que nos está pasando es la incertidumbre que produce esta enfermedad…yo pienso que esta epidemia va  a ser como un terremoto. 

Ya solo falta que esta copa rebase. Esta gente (el gobierno) están creando su propia destrucción. ¿Cómo es posible que este Daniel Ortega no haya brindado ni una conferencia de prensa a su propia gente, a sus propios periodistas?. El discurso de Rosario Murillo es el de una persona que no está en sus cabales

(K.R.) Reconocemos los aportes de la sociedad civil, campesinos y los universitarios. ¿Cómo definiría el aporte de las mujeres en el  proceso que inició en abril 2018?.
(G.B.) Las mujeres somos lo máximo en este país. En el mundo que viene después de la pandemia las mujeres deben jugar un rol más importante. En el sector estudiantil las mujeres tienen una presencia rotunda así como  en la Alianza Cívica, en la UNAB. En todas las formas de organización de la resistencia las mujeres han tenido un papel muy destacado. tenemos a Doña Francisca, Bianca Jagger, han estado en la primera fila desde el principio. Ahora tenemos que crear una política  más feminista. Nosotras damos la vida y cuidamos la vida , Nicaragua necesita cuidadanas.

 

Centroamérica Cuenta: Gioconda Belli conversa con Daniel Domínguez sobre el confinamiento y la escritura

En mi personalidad de contadora de cuentos, comparto con niños por su edad o por su corazón, esta historia que relata lo que pasa el día que los árboles se aburren de ser maltratados y deciden marcharse.
El libro está publicado por Planeta.

 

 

Este es un poema de amor en medio de la pandemia.

 

Algo huele a podrido en Nicaragua

Seis millones de nicaragüenses estamos expuestos no sólo al coronavirus, sino al actuar inconcebible del Gobierno de Ortega, el más desquiciado o maquiavélico del mundo

Partidarios de Daniel Ortega participan en una manifestación para
Partidarios de Daniel Ortega participan en una manifestación para Carlos Herrera EL PAÍS

Mientras en todo el mundo los países intentan frenar el tránsito de personas, cierran sus fronteras, imponen la distancia social y el aislamiento domiciliar, en Nicaragua el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, con una política que supera los anales más oscuros del realismo mágico latinoamericano, pareciera empeñado en darle la bienvenida a la epidemia abriéndole todas las puertas.

En Nicaragua las autoridades declaran que no se cerrarán fronteras, ni se pondrá en efecto una cuarentena. Más aún, el sábado 14 de marzo, la primera dama ––poder vengativo e implacable del país––, Rosario Murillo, que es además la vicepresidenta de su marido el presidente, ordenó concentraciones en las principales ciudades y pueblos del territorio nacional. Convocadas como marchas de solidaridad con los pueblos afectados por el virus, la señora bautizó la concentración de sus partidarios y funcionarios estatales, como “El amor en tiempos del COVID 19”, una siniestra referencia literaria a la gran novela de Gabriel García Márquez. Incomprensible y rayano en la locura, resultó el espectáculo de la gente marchando aglomerada, al lado de carrozas decoradas con grandes afiches de ella y su esposo, donde personal de salud hacía la pantomima de atender en el hospital a un ciudadano que hacía las veces de enfermo postrado en una camilla. Detrás de esa escena de feria, chicas vestidas de enfermeras se contoneaban bailando con rótulos que mostraban los pasos para lavarse las manos, en un suelo pleno de globos rosas y verdes.

Desde abril de 2018, tras la rebelión popular que demandaba la renuncia de Ortega, los nicaragüenses hemos aprendido que la dictadura es capaz de rebasar una y otra vez nuestra capacidad de espantado asombro. En su mesiánica cruzada por recuperar el poder amenazado, el régimen arremetió contra su pueblo con todo el poder de su aparato represivo. Trescientas y tantas muertes más tarde, vivimos amenazados, vigilados y asediados. La policía y los antimotines son omnipresentes. No hay leyes que nos protejan. Secuestran y encarcelan personas a diario sin argumentos ni orden judicial, se acosa a familias opositoras; la dictadura decreta duelo por la muerte del poeta Ernesto Cardenal y luego manda partidarios fanatizados a impedir la solemnidad de su misa fúnebre. En las montañas, campesinos opositores aparecen asesinados por la espalda cada semana. Golpean periodistas con saña y han confiscado los medios más importantes. Sin embargo, con voz de santa agraviada, la señora Murillo, en su diaria alocución de mediodía, afirma su amor a Dios, a la paz y predica el odio contra los grupúsculos “satánicos” que osaron desafiar el paraíso que ella cultivaba para su pueblo.

La pandemia del coronavirus en medio de esas circunstancias y del desatino y desinformación a que nos somete esta pareja, ha venido a agravar el sentimiento de indefensión y vulnerabilidad en que nos encontramos en el país. Es desconcertante percibir semejante falta de cordura en un momento tan grave como éste. El asombro se transforma en miedo al vernos expuestos al actuar de una pareja que, durante las protestas de abril 2018, prohibió que se les brindara atención médica a los jóvenes heridos en la revuelta. Alvarito Conrado, de 15 años, con un disparo en el cuello murió cuando no lo recibieron en emergencias de un hospital público. Cientos de médicos fueron despedidos meses después por desobedecer la inhumana directiva de la ministra de Salud.

A diferencia de los otros gobiernos de Centroamérica que han declarado estados de emergencia, Ortega y Murillo no sólo hacen alarde de los cruceros que siguen arribando a nuestros puertos del Pacífico, si no que mandan que sean recibidos por niñas con trajes típicos que abrazan a los turistas al pisar suelo nicaragüense. Para la próxima Semana Santa, el Ministerio de Turismo anuncia que ha organizado ochenta actividades recreativas. Habrá maratones de baile, festival gastronómico, festival de las reinas del verano, fiestas al aire libre en las playas más concurridas, festivales de música, de comparsas, concurso de esculturas de arena; en fin, suficientes eventos públicos como para que el coronavirus se reproduzca sin freno y contagie sin remedio a centenares en nuestro hermoso y desgraciado país.

Un policía que nos detuvo para pedirnos documentos a mi esposo y a mí, expresó con gran sonrisa su convicción de que el coronavirus no llegaría a Nicaragua. “Aquí no viene porque hace calor”, dijo. Es lo que Murillo ha repetido como mantra en sus diarias alocuciones. Aunque aún no se ha registrado oficialmente ningún caso, ya la embajada de Estados Unidos ha pedido a sus nacionales que abandonen el país previendo un posible colapso del sistema de salud.

Seis millones de personas en mi pequeña patria estamos así expuestas no sólo al coronavirus, sino al actuar inconcebible del gobierno más desquiciado o maquiavélico del mundo.

Al escribir esto, me viene súbito el recuerdo del libro de Philip Gourevitch sobre el genocidio en Ruanda. El título cita la carta de un pastor que iniciaba con la formalidad de esta frase: “Escribo para informarle que mañana vendrán a matarnos con nuestras familias”.

Parafraseando a Shakespeare: Algo huele a podrido en Nicaragua.

Gioconda Belli: “Querían destruir a Ernesto Cardenal, el hombre símbolo”

Luis Rocha: “En Nicaragua (Ernesto Cardenal) no es lo conocido que se merece, pero sí es lo perseguido que no se merece”

En una tertulia en el programa televisivo Esta Semana, conversé con los poetas y escritores Gioconda Belli y Luis Rocha, sobre la vida y la obra de Ernesto Cardenal, fallecido el primero de marzo, y la persecución que mantiene en su contra el régimen Ortega-Murillo.

–¿Por qué lo persiguen, aún después de muerto, lo denigraron y desataron la violencia en catedral durante su misa de cuerpo presente?.

Gioconda Belli: “Ernesto es un hombre símbolo, y el símbolo es lo que querían destruir”.

Luis Rocha: “Es una obsesión. En Nicaragua (Ernesto Cardenal) no es lo conocido que se merece, pero sí es lo perseguido que no se merece”.

Este es un fragmento de la conversación.

¿Qué huella deja a Nicaragua, a la cultura nacional, la vida y la obra de Ernesto Cardenal?

Gioconda Belli: Ernesto tuvo un impacto muy grande dentro de la cultura nacional. Para mí es, después de Rubén Darío, el poeta que ha sobresalido más en el mundo, que deja esa persistencia de la poesía nicaragüense, la gran tradición de la poesía nicaragüense, fue el representante, después de Rubén Darío, más conocido.

Ernesto tiene una vinculación tan grande con la historia de Nicaragua, que es donde él se ha revelado como una persona que tuvo una función didáctica de  la historia de Nicaragua en poesía. Por ejemplo, el poema de Sandino, de Ernesto, trascendió, se hizo música, también Oráculo sobre Managua. Él acompañó muchos de los eventos que fuimos viviendo, pues por lo menos mi generación, acompañó con su poesía.

Luego, durante la revolución también acompañó con su poesía, Pensá en los muertos, todo ese espíritu de Nicaragua, de lucha, de sacrificio. Él tuvo como dos grandes vertientes de su identidad, que fue, por un lado el amor a Nicaragua y su compromiso con Nicaragua; y por otro lado, el amor por la poesía.

Ernesto Cardenal
Ernesto Cardenal en su habitación mantenía una vida conventual. Foto: Franklin Villavicencio | Niú

¿Qué distingue a la poesía de Ernesto? ¿Cuál es el sello, la huella particular que lo hace diferente de otros creadores, incluyendo grandes poetas nicaragüenses?

Luis Rocha: El legado para Nicaragua y el mundo es él mismo. Es él mismo, que siempre tuvo una coherencia, absolutamente, en todas sus posiciones. Por ejemplo, en la política, en su rebelión contra toda dictadura, sin ninguna excepción, lo cual lo prueba absolutamente, su trayectoria histórica, tenemos los sucesos de abril (1954), todas las cosas donde él se metió.

Tenemos también su vocación sacerdotal, e incluso, sus amores tienen que ver con toda esa forma que él comienza a tener dentro de su poesía, que lo lleva a campos antropológicos, místicos, revolucionarios, Teología de la Liberación, todo ese asunto.

Creo yo que una de las cosas más importantes que le legó en un momento dado a Nicaragua fue la comunidad de Solentiname, porque ese fue uno de los grandes proyectos que se gestaron en Gethsemani (Kentucky) cuando estaba él (en la abadía trapense) y tuvo que salirse por enfermedad. Pero, uno de sus grandes maestros, fue Thomas Merton. Y Merton le inculcó que él podía desarrollar una comunidad de campesinos, en que se realizara la palabra de Cristo. De manera tal que Ernesto Cardenal dice, en un momento de su obra, que el fundador espiritual de Solentiname, esa comunidad de pájaros, del Evangelio de Solentiname, es Thomas Merton.

Es un profundo agradecimiento que siempre le guardó a Merton, que trasciende lo místico, y basta leer para ello Las coplas a la muerte de Merton, que como todos sabemos murió electrocutado en Bangkok, en Tailandia, y dice, recordando la muerte de Merton, algo así, me da risa porque fue a morir tocando un abanico General Electric.

Gioconda Belli: Es especial porque él inventó una nueva manera de decir poesía, que es una poesía narrativa, el inventó un estilo que se llama exteriorista. O sea, porque es capaz de reflejar el mundo de afuera, y tiene cosas muy sencillas. Eso de que diga, que mezcle lo que no podría ser, para otro poeta, poético, él sí lo pone.

¿Ese estilo de Cardenal es una escuela, o es un sello personal de él? ¿Es algo replicable? Les pregunto porque en los 80 había una controversia sobre los talleres de poesía del Ministerio de Cultura, que si se estaba promoviendo una manera de hacer poesía.

Gioconda Belli: Yo creo que no es replicable, y eso lo probaron los talleres de poesía, porque en los talleres mucha gente escribió poesía, pero es una poesía que no dejó huella, que no desarrollaron una voz propia. Lo que hicieron fue, más o menos, seguir una serie de fórmulas, que no dieron grandes poetas realmente. Pero es un estilo reconocido. O sea, el exteriorismo de Cardenal es un estilo, como decir, el realismo mágico. Yo creo que introdujo la posibilidad, dentro de la poesía, de ampliar la manera de hacer.

Luis Rocha: Hay una cosa que me parece complementaria a lo que acaba de afirmar (Gioconda), que te la voy a decir en dos palabras, en dos líneas de Ernesto Cardenal, dice: el exteriorismo ya existía desde mucho antes, lo que yo hice fue inventar la palabra. Que él lo único que hizo fue inventar la palabra.

En cuanto a los talleres de poesía, de poesía libre, que era una forma que él encontró de hacerse, en lugar de estar enseñando por ejemplo, Quevedo y Góngora a los campesinos, a los estudiantes, hacerles llegar la poesía a través de una forma más sencilla, como lo hizo. Incluso, que es otro de los aspectos de la obra de Ernesto Cardenal muy importante, el tiempo que le dedicó a los niños con cáncer yendo al hospital para enseñarles poesía, y hay dos libros alrededor de ese tema, y traducidos.

A mí me parece, sin embargo, que desgraciadamente Ernesto Cardenal, por las razones que sea, en Nicaragua no es lo conocido que se merece. Pero sí, es lo perseguido que no se merece, porque lo llegan a perseguir hasta el lugar donde está su cuerpo presente en la Catedral. Pero no es conocido todo lo que se merece, toda su trayectoria, todo lo que significa, absolutamente, darle la base al Cántico Cósmico, ese viaje por las estrellas, es decir, con Los ovnis de oro, el Homenaje a los Indios Americanos, con el Canto Nacional, esa es una base absolutamente fundamental para cualquiera, y que llamó la atención más en Europa, y ahí amerita todas las traducciones. ¿Quién no conocía a Ernesto Cardenal?

A mí me llamó la atención que, en un momento dado, en Cuba era mucho más conocido que en Nicaragua. Y el mismo Fidel Castro le hizo, prácticamente, un regaño Daniel Ortega cuando le dice que había que había que conocer a Ernesto Cardenal como poeta, pero aquí todos sabemos, por qué razones fue realmente perseguido, por celos, por lo que sea.

El velatorio del poeta Ernesto Cardenal. Carlos Herrera | Confidencial

¿Cuáles son esas razones? ¿A qué atribuyen ustedes el empecinamiento del régimen de agraviar la memoria de Cardenal, de perseguirlo, aún después de su muerte?

 Luis Rocha: Yo creo que es como hablar de la persecución que no cesa como en el poema de Miguel Hernández El rayo que no cesa, es decir, es una obsesión. Me hacés una pregunta como si las personas, que estamos hablando,  fueran absolutamente racionales, y no se puede. Es decir, no he aprendido todavía yo a adivinar, qué hay detrás de la irracionalidad, digamos, del rencor, del odio injustificado, porque no hay otra forma de tratar de explicarse lo que sucedió en la Catedral, después de muerto, después de tres días de duelo nacional, donde, Carlos Tünnermann creo que fue el primero que dijo, si ya todo el país estaba de duelo, y lo que hicieron fue llegar a perseguirlo.

A mí me recuerda un poco, lo que ocurrió en la Catedral, el mismo poema que él tuvo sobre Báez Bone y todos los que cayeron (en abril 1954), que creyeron que los mataban y lo que hacían era enterrar una semilla. Entonces, creyeron que lo perseguían, y lo que hacían era realmente consagrarlo aún más dentro de la personalidad que tuvo, absolutamente pura, rebelde, revolucionaria, inmensamente poética.

Gioconda Belli: Yo creo que lo que hace que él se convierta en esa obsesión que dice Luis, tiene que ver con su manera en que se le plantó a la Rosario Murillo, específicamente yo estuve en una reunión, en 88…

Luis Rocha: Estuvimos.

 Gioconda Belli: Estuvimos en una reunión en donde él le dice a Daniel Ortega: “Nosotros no queremos hablar con usted, porque usted es el marido de ella”. Porque llegamos a una reunión donde él no estaba supuesto a estar, y apareció él. Entonces, eso le dijo. Ernesto Cardenal no tenía pelos en la lengua. Y además, cuando tuvo todo el problema con la Rosario, de que le estaba socavando constantemente el Ministerio, hasta que lo acabó. Yo creo que ella tiene un problema: Ernesto es un hombre símbolo, y el símbolo es lo que querían destruir.

entierran a Ernesto Cardenal en Solentiname
Esperanza Guevara y Bosco Centeno, miembros de la comunidad de Solentiname, señalan el lugar del entierro de las reliquias de Ernesto Cardenal. // Foto: Carlos Herrera

Luis Rocha: Es cierto que aquí esa obsesión continúa, y él realmente ha transformado a Nicaragua en algo que es muy importante, mientras por un lado sigue una obsesión como El rayo que no cesa, que te decía, de Miguel Hernández, contra él sobre todo, específicamente a través de la vicepresidenta, que es decir, y continúa en él, ya muerto, una cosa que se va haciendo como más evidente, por eso yo me adelanté a ese polvo de estrellas, de que hablaba, en todo el país. ¿Por qué razón? Por algo que vos tocaste alrededor de hacer un paralelo, muy importante a mi modo de ver, entre la revolución de abril del 54 y este abril de 2018 ¿por qué razón? Porque este país, a este país ¿qué nos está ocurriendo? Como Alvarito Conrado, nos duele respirar.

Gioconda Belli: Cuando estábamos alrededor del ataúd está Arlen Centeno frente a mí, que es de la comunidad de Solentiname, le digo: “¿Qué pensaría el poeta de esto?” “¡Eh! —me dice— estaría feliz, y me llamaría al día siguiente para preguntarme: “Ajá, decime qué pasó”.

Pero, ¿qué querría ver desde su ataúd ese día en la Catedral?

 Gioconda Belli: Que pasó… Que él, siento, estaba claro que ese era un acto simbólico, que al final de cuentas era una metida de pata del tamaño de la Catedral, como dice Sergio Ramírez. O sea, que al final el Gobierno se exhibió como una dictadura, con una intolerancia absoluta, y una falta de respeto, y la dualidad del discurso, de decir por un lado: “Tres días de duelo, que se bajen las banderas”. Que eso no se lo dieron a Ernesto, eso era lo que Ernesto se merecía. En cualquier país del mundo un poeta de ese nivel se merecía eso, y más en Nicaragua que es un país de poetas, donde hay una presencia de poesía muy palpable en la cultura nacional.

La necesidad de un nuevo feminismo en el siglo XXI

 

La lucha de las mujeres por la igualdad en el ámbito privado demanda un Estado democrático y mayor incidencia en la vida pública

Es un buen tiempo para reflexionar sobre el desarrollo de nuestra especie. Si comparamos los avances tecnológicos con los avances sociales, habremos de decir que mientras por un lado hemos ingresado al futuro de las máquinas inteligentes, por el otro seguimos instalados en los mismos conflictos que han asolado a la humanidad por siglos. Si bien las guerras han cambiado de estilo, no gozamos todavía de la anhelada paz mundial. Si bien hoy nos comunicamos globalmente, las comunicaciones personales y comunitarias parecen haber dado paso a la despersonalización y al aislamiento. El contacto físico está siendo sustituido rápidamente por el correo electrónico, los mensajes instantáneos y los celulares. Los flujos y reflujos de la humanidad, ese constante ir y venir entre contradicciones, está marcado por la existencia de dos mundos disímiles: el mundo rico y el mundo pobre. Hay quienes avanzan hacia el futuro y otros que permanecen aferrados a un pasado tribal, estático y anacrónico, ya sea por razones religiosas o por una miseria económica que no les permite el acceso a los recursos necesarios para insertarse en lo que consideramos progreso.

En pocos grupos humanos esta dicotomía entre pasado y futuro es más evidente que entre las mujeres. Desde los años de la liberación femenina en los sesenta hasta el presente, las mujeres hemos venido haciéndonos sentir, a tumbos y arranques, en el panorama de la humanidad. Aunque hemos dejado de ser una humanidad signada por el símbolo masculino, los roles sexuales se resisten a ceder paso a una perspectiva más equitativa. La lucha en estos últimos años parece haber abandonado la esfera de los dos sexos: masculino y femenino, para reclamar los derechos de otros géneros marginados: los gays, las lesbianas, los transexuales. Mientras se avanza en los derechos de estos, la lucha ancestral de las mujeres por su pleno reconocimiento social se ha estancado.

Photo: Alejandro Ramirez Anderson (elToque)

 

El magnífico feminismo que desencadenó una de las revoluciones menos reconocidas pero más fundamentales en nuestra historia universal, se ha quedado rezagado y su debate ha dejado los asuntos de fondo para concentrarse en reivindicaciones puntuales. El derecho al aborto, importante como es, ha pasado a ser –involuntariamente, me parece- el eje definitorio del feminismo moderno. Estar a favor del aborto es lo que identifica ahora a las mujeres feministas de las que no lo son. Esa mirada reduccionista y limitada, pero capaz de encender y agitar los ánimos ha forzado al feminismo a atrincherarse y a asumir un discurso que, en la mayoría de los casos, carece de atractivo para las mujeres jóvenes. Nacidas con las ventajas con las que sus madres, con sus batallas desmesuradas e incansables, las proveyeron, las mujeres jóvenes, en su mayoría, no se sienten, ni se identifican con el feminismo. Más bien son presas fáciles de los discursos conservadores que satanizan el deseo de las mujeres de desarrollar al máximo su potencial, advirtiéndoles sobre el daño que su ausencia del hogar representará, no solo para sus hijos, sino para sus propios deseos de amar y ser amada. Es así que hoy la mujer moderna reivindica sin problemas su derecho a la más superior y exquisita educación, pero no parpadea cuando se trata de archivar sus títulos y conocimientos para dedicarse a ser madre de familia. Al contrario, hay quienes renuncian al mundo público con una actitud incluso desafiante, convirtiendo el regreso al hogar y al rol tradicional en una especie de grito de guerra.

¿Dónde quedaron los planteamientos sobre la necesidad del equilibrio?, se pregunta uno. ¿Pueden acaso cambiar las relaciones sociales si las mujeres no nos encargamos de empezar por hacerle ver al hombre que el primer “pueblo”, la primera justicia por la que tiene que luchar es la que les compete directamente, o sea la que debe existir en el seno de su propia familia? ¿Por qué tiene que ser la mujer la que asuma casi por completo la responsabilidad por los hijos si el hombre también los engendra y también se enriquecería como persona integral si se involucrara en su cuido? ¿Cuánto bien no le haría al macho suavizar su testosterona con unas gotas de ternura maternal arrullando a sus hijos, cambiándoles pañales, dándoles de comer?  Pero estas tareas, para el hombre, siguen siendo excepcionales. Los que las realizan lo hacen con la conciencia de que no les competen propiamente, lo hacen para demostrar cuán buenos son y como “ayudan” a sus esposas. La mayoría de las sociedades actuales, a excepción quizás de las escandinavas, aceptan la división del trabajo ancestral entre hombres y mujeres como un hecho inamovible, como un hecho natural.  Paradójicamente, en esas sociedades escandinavas a que me refería, esta situación ha cambiado porque las mujeres, presentes en la política en números inconcebibles en otros países, han forzado el cambio de mentalidad. Al nacer un niño, por ejemplo, a la pareja se le concede un año de licencia: seis meses para la mujer y seis meses para el hombre. El compromiso de cuidar a los hijos pasa a ser inherente así a la paternidad, igual que lo ha sido desde siempre para la maternidad.

Las organizaciones de mujeres han ido a la vanguardia en la defensa de los derechos humanos en Nicaragua. Carlos Herrera | Confidencial

 

Las compañías, los hombres, deben planear sus proyectos, sus carreras, tomando en cuenta las necesidades reproductivas de sus miembros: hombres y mujeres. Estas provisiones, estos cambios en el diseño de la manera en que funcionan los empleadores y el Estado para promover un nuevo sistema de relaciones dentro de las familias, son solo aplicadas en contados países de nuestro mundo actual. En la mayoría del resto, casi la totalidad de las mujeres deben confrontar, al momento de decidir si se reproducen o no, la realidad de que la maternidad significará para ellas una reducción efectiva de sus ventajas en el mundo laboral. No es de extrañar que las tasas de natalidad hayan bajado tan estrepitosamente en los países industrializados. Uno no puede menos que preguntarse también si está de “moda” de que las mujeres renuncien a la libertad que tanto costó ganar para revertir a los roles tradicionales, no es el resultado de la denodada batalla que han librado los hombres dentro de sus mundos corporativos para proteger sus espacios y asegurarse de que esa competencia femenina que se avizoraba como una potente marejada en los setenta, se viera forzada a desistir de sus intentos de igualdad al verse de cara a realidades tales como la “doble jornada”, o la cacareada “soledad de la mujer exitosa”.

De más está decir que, en muchas regiones del mundo, este conflicto entre hogar y trabajo, vida pública o vida privada, ni siquiera representa una opción para tantas mujeres que aún viven sus vidas en condiciones de virtual esclavitud, sometidas arbitrariamente a bárbaras costumbres sancionadas por usos culturales o religiosos. Que en el siglo XXI aceptemos aún, como humanidad, los crímenes de “honor”, las lapidaciones, el encierro y falta de derechos con los que existen miles de mujeres en el Medio Oriente, Asia, África y América Latina, es una muestra de lo sesgado que es el concepto de civilización y desarrollo, y de la tolerancia con que el mundo patriarcal justifica su incapacidad de demandar un trato humanitario para las mujeres cuando es capaz de imponer embargos y desencadenar guerras en nombre de amenazas, a menudo fabricadas, que convienen a sus intereses políticos.

Las nicaragüenses reclaman que sus derechos sexuales y reproductivos están limitados a la voluntad de terceros. Carlos Herrera | Confidencial

 

Paradójicamente, lo que podríamos considerar como la crisis del movimiento femenino o sea las dudas y angustias que llevan a la mujer hoy en día a  renunciar frecuentemente a su vida pública en aras de las labores que le han valido reconocimiento universal ad eternum, contiene, desde un punto de vista optimista como el mío, la semilla de una nueva propuesta. Me he preguntado a menudo si un mundo femenino sería diferente; si haría falta, dentro de toda esta tendencia a globalizarnos y entrar a cualquier precio en el futuro tecnológico, introducir la ética femenina: una ética de compasión, de conciliación, de cuidarnos los unos a los otros, una ética maternal. Quizás las mujeres que hoy abandonan sus trabajos para retornar al hogar no estén dispuestas a renunciar a esa ética y equivocadamente, a mi manera de ver, pretenden tapar el sol con un dedo refugiándose en el solaz de una intimidad donde aún pueden pretender que sus cualidades matriarcales salvarán al menos a sus pequeñas familias. La realidad, sin embargo, es que ese tipo de comportamiento de avestruz solo ayuda a perpetuar la problemática de la desigualdad y no librará a sus hijas de enfrentarse a esa desgarradora opción entre el desarrollo de su potencial o el sacrificio de este en aras de la crianza de los hijos. A las mujeres de hoy en día, todavía en los inicios del siglo XXI, nos urge volver a refrescar los profundos contenidos emancipadores de las feministas de mediados del siglo XX y volver a plantearnos el asunto de la igualdad, no meramente como una lucha por la mejoría de nuestro género, sino como una necesidad vital de la humanidad de renovarse a partir de un pensamiento hasta ahora relegado a los espacios privados. El mundo moderno con su crisis de valores necesita de la experiencia acumulada de las mujeres en el terreno de la conciliación, del diálogo, de volver a priorizar las relaciones humanas, a ser buenos vecinos, a cuidar a los enfermos, defender a los débiles, de cuidarnos los unos a los otros. Pero no serán las estructuras actuales de Estado y sociedad las que nos permitirán a las féminas, porque sí, una mayor incidencia en la vida pública. Seremos nosotras, con nuestra inventiva y creatividad, las que deberemos volver a las trincheras que hemos abandonado para recapacitar sobre lo andado, volver a retomar los nudos filosóficos que impulsaron los cambios transcendentales y salirnos de la tendencia a poner curitas sobre nuestra problemática. Solo así seremos protagonistas en la construcción necesaria de un mundo mejor para todos.

En el Día Internacional de la Mujer
Gioconda Belli: «Rosario Murillo maneja peor el poder que un hombre»

Las integrantes de la Alianza Cívica denunciaron que las mujeres nicaragüenses en el contexto de la crisis han sido «asesinadas, encarceladas, torturadas, violadas y obligadas al exilio»

 

En el marco del Día Internacional de la Mujer, las integrantes de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) a través de un pronunciamiento denunciaron las acciones violentas de las que han sido víctimas por parte de los oficiales de la Policía sancionada por Estados Unidos y grupos afines del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

“Las mujeres de este país hemos sufrido las consecuencias de ubicarnos en la primera fila de las protestas y demandas (…) hemos sido asesinadas, encarceladas, torturadas, violadas y obligadas al exilio”, denuncia parte del pronunciamiento en el que exigen a la tiranía el respeto a la vida y el espacio de las féminas en el país.

La poetisa y escritora Gioconda Belli condenó el actuar de la vicepresidenta Rosario Murillo en lo que respecta a la defensa de la mujer nicaragüense y mencionó que “no todas las mujeres tienen mentalidad de mujeres, hay quienes se apegan al concepto patriarcal al poder y Rosario Murillo es una de ellas, porque maneja el poder peor que un hombre”.

Las integrantes de la Alianza Cívica denunciaron que las mujeres nicaragüenses en el contexto de la crisis han sido "asesinadas, encarceladas, torturadas, violadas y obligadas al exilio". Foto: Álvaro Navarro / Artículo 66
Las integrantes de la Alianza Cívica denunciaron que las mujeres nicaragüenses en el contexto de la crisis han sido “asesinadas, encarceladas, torturadas, violadas y obligadas al exilio”. Foto: Álvaro Navarro / Artículo 66

Las mujeres, en la voz de Belli, también condenaron la manipulación que hace el régimen “en el número de estadísticas de mujeres a las que obligan a la obediencia ciega y partidaria y complicidad con sus crímenes (…) la concentración de la Policía en la represión a sus conciudadanos ha desatendido a su población y ha dado resultado de múltiples muertes de mujeres víctimas de violencia doméstica”.

Igualmente, rechazaron el Estado de sitio de facto que se vive en Nicaragua que “pone sello a la violencia institucionalizada que sufrimos es por eso que proclamamos nuestro compromiso de no dejar de lado la lucha por la igualdad mientras avanzamos contra la derrota de la dictadura (…) este ocho de marzo, hacemos un llamado a los hombres nicaragüenses a meditar sobre su comportamiento contra las mujeres, a respetarnos como seres libres y dignas de tomar nuestras propias decisiones sin tener que pagar incluso con nuestras propias vidas”.

El grupo de al menos seis mujeres de la agrupación política vistieron de color negro y blanco. Como es costumbre, en las afueras de la Parroquia Divina Misericordia se encontraban apostados los oficiales de la Dirección de Operación Especiales Policiales (DOEP) asediando el pronunciamiento. Belli, integrante de la Alianza Cívica, expresó que “es una forma ilegal de no dejar que la gente se manifieste en lugar cerrado”.

https://www.articulo66.com/2020/03/08/gioconda-belli-rosario-murillo-maneja-peor-el-poder-que-un-hombre/

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